Energia Total

martes, 12 de octubre de 2010

Los Simpson y Banksy una unión explosiva


Banksy, el más popular y misterioso de los artistas callejeros del mundo (muy pocos conocen su identidad real), se juntó con los Simpson. Una unión explosiva que sirvió para crear, en apenas un minuto y 44 segundos, una apertura insólita para el tercer capítulo de la temporada 22 de la familia amarilla. Al inicio todo parece normal, pero de golpe, de la nada, la sala de estar de los Simpson y el clásico sillón se alejan hasta desaparecer y se transforman en una oscura fábrica asiática, donde obreros explotados fabrican merchandising de los habitantes de Springfield, desde muñecos hasta remeras.

La introducción original, subida en You Tube, fue quitada rápidamente, aunque persiste en algunos videos que la clonaron. Es realmente tétrica, con los obreros explotados con caras de tragedia en túneles subterráneos, por donde caen chorros de ácidos, hay calaveras, y las ratas llevan restos humanos. Impecables, en medio de ese caos, remeras de los Simpson. Se dice que Banksy se inspiró en cómo se realiza la animación de la serie en una fábrica coreana.

"Esto es lo que pasa cuando uno terceriza", ironizó Al Jean, productor de los Simpson, en referencia a que es la primera vez que hay un guionista invitado para la secuencia de introducción. Lo curioso no es que el grafitero y el creador de Homero y compañía hagan ese guiño, sino que en torno a eso se haya generado una polémica. Como si la explotación fuera algo sobre lo que hay que callar. 
 
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Llega la ciberescuela 2 parte

La tiza dice adiós con la llegada de las superpantallas

 La transición ha comenzado. Ya no hay por qué mancharse de tiza desde que las flamantes pantallas digitales interactivas (PDI) presiden las clases. Un videoproyector conectado a un ordenador enfoca imágenes en la PDI, que se controla desde un portátil, un tablet PC o directamente sobre la pantalla. Sus posibilidades sólo dependen de la creatividad del profesor.

Permite visualizar gráficos y vídeos, establecer vínculos, escribir, exportar archivos, enviarlos por correo electrónico, etc. Diversos estudios, como los de la británica Julie Cogill, doctora en Educación, demuestran que los jóvenes, familiarizados con el hipertexto y la interacción, se implican más en las clases con PDI. Además, potencia la colaboración y las habilidades sociales, y motiva al profesorado.

ciberescuela1La clásica estampa escolar con lápices y libros sobre el pupitre se esfuma por momentos. El alumno trabaja con su ordenador portátil o su tablet y el profesor controla las pantallas desde su equipo. Incluso existen centros con un taller de préstamo y reparación de ordenadores. Además de los dispositivos de alta movilidad y las pizarras, se han adaptado al mundo educativo las aplicaciones más variopintas, como videojuegos, entornos virtuales, redes sociales, blogs, foros... Pero hay malas noticias para los tecnoptimistas: las tecnologías no aportarán nada revolucionario mientras se sigan empleando los métodos didácticos de siempre.


En cuanto al equipo educativo del futuro, los visionarios sueñan con un dispositivo multiuso que aglutine todas las funciones imaginables –juegos, ordenador, teléfono, lector de documentos, televisión por internet– y que sea compatible con sistemas para trabajar en grupo. También hay que tener en cuenta que la tecnología debe adaptarse al espacio y el tiempo de una clase. Esta dura 50 minutos, y de ellos hoy el profesor pierde cinco en colocar el proyector, otros tantos en que los alumnos inicien sus equipos, y aún más en desmontarlo todo. “Nadie se planplantea si el libro de texto fallará o si la llave de la clase abrirá la puerta. Cuando la tecnología funcione así, de un modo transparente, formará parte del aula de manera natural”, advierte Núñez.

Ningún estudio ha demostrado que las tecnologías mejoren los resultados académicos, pero sí que el uso de estrategias innovadoras aumenta la motivación y la integración. “Un problema de la clase es atender a la diversidad de los alumnos –explica Ibáñez–. El ordenador ofrece oportunidades para potenciar la capacidad de cada uno. Mientras los que tienen dificultades repasan con ejercicios o aventuras interactivas, los avanzados pueden hacer WebQuests –investigaciones guiadas en la red–. Y el profesor se dirige al resto. Es un sistema flexible que supera la lección magistral”.

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martes, 5 de octubre de 2010

Llega la ciberescuela 1 parte

La clase de Almudena, profesora en un Instituto de Educación Secundaria, se ha transformado en un gallinero. “¿Jo, profe, pero no íbamos a hacer una WebQuest?”, protesta uno de los adolescentes. Ella enciende la pizarra digital y contesta: “César, siéntate. Ya he dicho que abráis los portátiles y os conectéis a internet: examen sorpresa”.

La orden parece incongruente. ¡Cómo va a evaluar los conocimientos de sus alumnos con toda la Red ante sus ojos! Pues es factible. Este método ya se ha testado en las escuelas de Dinamarca y, si se aprueba, allí los estudiantes podrán examinarse conectados a internet a partir de 2011. Se trata de que busquen la información necesaria con la que desarrollar un trabajo original. Para evitar que copien, los educadores harán chequeos de las páginas visitadas.

Y ya puestos, hay quien permite chatear, como Enrique Dans, profesor de Sistemas de Información en IE Business School de Madrid. “Mis alumnos hacen su examen en el portátil y lo envían a una cuenta de correo. Antes les dejaba utilizar todo menos el chat. Ahora me da igual, porque una tercera persona es un recurso más”.

Aceptémoslo: la forma de aprender ha cambiado. Hoy no podríamos asegurar el éxito de un programa de televisión como El tiempo es oro de finales de los 80 y principios de los 90, en el que un concursante sufría entre tomos enciclopédicos hasta encontrar un enigmático dato. “¡Que lo busque en Google!”, diría cualquier adolescente. Una brecha digital separa a los jóvenes de las generaciones que les preceden, y en el aula este desnivel se hace especialmente abrupto. Muchos profesores son inmigrantes digitales frente a sus alumnos, nativos del cibermundo. Los docentes han visto cómo sofisticados gadgets invaden sus centros, y se prevé una profunda transformación en la manera de generar y transmitir conocimientos. En efecto, la explosión de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la enseñanza está aún por llegar.

A Juan Manuel Núñez, director de TIC corporativo del Grupo SM en Madrid, le brillan los ojos cuando imagina lo que aún queda por inventar. “No creo en un aula futurista, sino en una nueva enseñanza apoyada en potentes tecnologías. Habrá más confluencia entre educación formal y no formal –la que se da fuera de la escuela–, se multiplicarán las fuentes de saber, el profesor pasará de ser transmisor a regulador del aprendizaje, habrá nuevos dispositivos desde los que navegar, escribir y leer. Y el alumno tampoco será el mismo”.


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